Nada más nutritivo y seguro que comer frutas y verduras cultivadas en tu propio huerto. Conoce el calendario de siembras, acorde a las condiciones ambientales, a fin de obtener los mejores beneficios de tus labores de siembra.
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Un huerto ecológico y buenos hábitos alimenticios
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Que te dediques a la siembra de todo aquello que puedas para garantizar una alimentación más saludable, es sin duda un gran reto. Tal labor, más que de experticia, complejas técnicas, sofisticadas herramientas y extenso espacio, requiere de mucha vocación para el cuidado de las plantas.
Si has estado ya incursionando en este mundo de la horticultura, sabes que lo mejor es familiarizarse primero con lo que podemos hacer en cada periodo del año para garantizar el desarrollo eficiente del huerto.
Además sabes que no hay nada más conveniente que procurar el cultivo ecológico, ese que cada día se extiende más para hacer frente a lo que significa la industrialización de todos los procesos agrícolas, pues bastante se ha puesto en evidencia lo efectos adversos para la salud que pueden causar a corto, mediano y largo plazo el consumo de frutas y verduras que ha crecido con agrotóxicos.
La mejor combinación es tu vocación para la siembra ecológica y los buenos hábitos alimenticios, es decir, la alimentación balanceada, variada, que garantice que tu organismo recibirá todos los aportes nutricionales que necesita.
Entonces, sea que ya te encuentras familiarizado con la horticultura o que inicias esta misión, aquí te contamos lo que puedes hacer en cada momento del año, de acuerdo al calendario de siembra.
Invierno: Tiempo de preparación y prevención
Ya estamos entrando en el invierno, pero eso no debe ser motivo para dejar de lado la posibilidad de dedicarse a la horticultura, todo lo contrario, es buena época para sembrar algunas plantas que resisten las altas temperaturas, como el puerro, el ajo, el repollo, la rúcula, endibias y leguminosas. Frutos rojos como las frambuesas y los arándanos son cultivos ideales para iniciarlos en estas fechas.
Por supuesto, no descuides lo que hayas sembrado en otoño en tus semilleros, pues son esas las plantas que ya para la primavera habrán tomado cuerpo para ser trasplantadas. Verifica, según cuanto baje la temperatura en tu localidad, si estas pequeñas en crecimiento requieren de una cobertura térmica para que no sufran tanto por el frío.
En invierno podrás seguir con las labores en torno al compost que seguro iniciaste en otoño. Los residuos de las hojas otoñales son perfectos para nutrir ese abono ecológico que deberías venir preparando desde verano con todos los desperdicios orgánicos que te dejó la cosecha.
Otro asunto importante para lograr cultivos saludables y que puedes preparar en invierno es el abono verde. Esta época es la indicada para sembrar esas plantas que llenan de nutrientes la tierra de forma natural, sin ningún tipo de químicos: centeno, trébol, nabo forrajero, veza y alfalfa, son los propios.
Cuando esas plantas hayan crecido y ya se aproxima la temporada de siembra de primavera, colecta, tritura y entierra en la tierra que deseas nutrir con el abono verde, verás cómo le aporta vigor a ese suelo para recibir nuevas plantas.
Trucos para la siembra
Otra cosa que puedes hacer es colocar un acolchado orgánico o mulching para proteger el suelo y evitar que debido a la humedad excesiva crezcan malas hierbas que luego te darán trabajo, pues si crecen tendrás que combatirlas muy bien antes de sembrar los cultivos de primavera.
Por último, el invierno es tiempo de prevenir las plagas y las enfermedades que pueden atacar los cultivos de tu huerto el próximo año. Puedes buscar remedios naturales para aplicarlos al suelo previo al periodo de siembra, tales como los que son a base de ajo, cola de caballo o purín de ortiga.
Al final del invierno debes avocarte a abonar el sustrato, voltearlo, removerlo, ararlo, a fin de hacerlo maleable y hacer que se vayan incorporando los nuevos nutrientes al terreno para que ya en el momento de la siembra se encuentre apto.
Recuerda que a ese sustrato puedes añadirle fibra de coco y humus de lombriz; estiércol de caballo compostado; gallinaza con serrín compostada; o corteza compostada. Lo importante es que equilibres lo mejor posible las porciones de cada uno de estos componentes.
Primavera: ¡Plantas a la tierra!
Para la primavera prepárate, llénate de buena energía y de todo el ánimo para dedicarte a la siembra de las plantas, pues ten en cuenta que ellas crecerán bajo tus cuidados y que tus vibras sin duda influirá sobre su desarrollo.
Ya para este momento tu huerto estará preparado para recibir a las nuevas habitantes. No olvides que es fundamental, además de un terreno bien nutrido, disponibilidad para el riego y buena entrada de luz y circulación de aire.
La tierra debe estar porosa y contener un buen sustrato, tanto para que se vea favorecido el crecimiento de las raíces como para que el agua de riego sea retenida adecuadamente. También el suelo debe tener un buen PH o acidez para el cultivo de las verduras y frutas.
Sean semillas o plantel (semillas germinadas en brotes), te recomendamos que apuestes por las naturales, es decir, las que no vienen preparadas con pesticidas y demás agroquímicos. Puedes ir a una tienda o aprovechar las semillas de lo que has consumido, pero lo importante es que elijas plantas que se adapten bien al clima y a la zona donde vives.
Siembra: albahaca, apio, calabacín, berenjena, cebollino, judías, pepino, col de repollo, guisantes, rúcula, pimientos, tomates, entre muchos otros cultivos según tu ubicación geográfica.
Verano: ¡A disfrutar de lo cosechado!
Cuando estamos en pleno verano, nuestro huerto requiere de gran atención a fin de que los cultivos se mantengan pese a las altas temperaturas ambientales. Además es tiempo de cosechar todos los productos naturales que durante un largo periodo estuviste cuidando con todo tu empeño.
Tu mesa se llenará de los colores de los más suculentos platos preparados con tus propias verduras y frutas: fresas, calabacines, pepinos, rábanos, tomates, lechugas, cebollas, darán vida a tus comidas con su jugoso y exquisito sabor, además de refrescar oportunamente cuando el calor arrecia.
Mientras disfrutas de lo que puedes recolectar y comer, ¡no descuides tus plantas en el huerto!, pues en esta temporada necesitan que le dotes de agua suficiente para poder contrarrestar el efecto de la sequía y también del viento.
Algo de paja sobre la tierra de cada cultivo puede ayudar a que se mantenga húmeda y que no se endurezca, garantizando así el buen desarrollo de las plantas y la correcta maduración de los frutos. Algunas plantas como el tomate requieren del entutorado para crecer y mantenerse mejor, debes estar atento para brindar ese buen soporte.
Conviene que dediques tiempo a la poda de aquellas plantas que, como el tomate, requieren liberarse de hojas, flores y ramas que van creciendo alrededor de su soporte principal, pues eso les permitirá cobrar vigor y proveerte de frutos más grandes.
El Verano y la siembra
El verano también es el momento oportuno para ir proyectando que plantaremos en otoño y cómo distribuiremos las plantas en el huerto.
Puedes ir pensando en dónde adquirir las semillas y el abono, repasar si cuentas con todos los implementos para trabajar tu siembra: semilleros, macetas, herramientas de jardinería, todo en función de las características de tu huerto, si es urbano o si cuentas con espacio más amplio, en un jardín o patio.
Pudieras iniciar con algunos semilleros de las plantas que tardan más en retoñar y así ya para el momento de trasplantarlas tendrán un tamaño ideal y estarán menos propensas a verse afectadas gravemente por el cambio de estación.
Todo cuanto hayas cosechado de tu huerto debe haber dejado su cáscara o concha. Esos residuos de frutas y verduras son los mejores aportes para abonar tu tierra de la forma más ecológica. También los restos de las plantas ya agotadas, sus raíces, ramas, los frutos muy maduros, los podridos o los que los pajaritos picaron (si tu huerto es al aire libre), debes ir acumulándolos en tu compost.
Otoño: a recuperar la tierra
Para el próximo otoño ten presente que es necesario que te ocupes de poner a rotar algunos cultivos para que el terreno se recupere. Los pimientos, las berenjenas y los tomates, demandan una tierra con altos nutrientes y suelen absorberlos al máximo dejando la superficie empobrecida.
Otros cultivos como los puerros, los guisantes, el brócoli, los repollos, las habas, las coles de Bruselas, se adaptan con mayor facilidad a esa tierra siempre que les ofrezcas por supuesto algo de abono y el riego adecuado.
Dedícale tiempo al compost para que todos esos desechos orgánicos que acumulaste en verano vayan convirtiéndose en el abono natural más eficaz. Superado el verano, podrás lograr que se mantengan más húmedos, cosa que es necesaria para que esos residuos se transformen y liberen los minerales y demás aportes vitamínicos para tus nuevas plantas.
¡No olvides acumular hojas de los árboles en este periodo del año para incorporarlas a tu compost!
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